CANCER DE PULMON
El cáncer de pulmón surge por la proliferación exagerada y sin control de determinadas células del pulmón, causando problemas locales por ocupación de espacio y compresión de estructuras cercanas. Además, puede diseminarse a través de ganglios linfáticos y/o vasos sanguíneos a otros órganos (metástasis a distancia).
Existen dos tipos principales de tumor: el carcinoma de células no pequeñas (85% de los casos) y el carcinoma de células pequeñas o carcinoma microcítico de pulmón (15% de los casos).
Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), el cáncer de pulmón es el tercer tumor más frecuente, tanto en hombres como en mujeres, además de constituirse como el tumor con mayor mortalidad en global.
Unas cifras ante las cuales es fundamental un diagnóstico precoz. El diagnóstico cuando no hay invasión de estructuras vecinas ni metástasis a distancia resulta esencial para poder conseguir la curación de este cáncer hasta en un 90% de los pacientes.
¿Cuáles son los síntomas del cáncer de pulmón?
En casi dos tercios de los casos, el cáncer de pulmón no produce síntomas o los que origina son muy inespecíficos (cansancio, pérdida de aptetito o pérdida de peso) o semejantes a otras enfermedades benignas. De ahí que, en la mayoría de ocasiones, su diagnóstico ocurra en estadios avanzados.
En caso de aparición de síntomas, originados por el crecimiento local del tumor e invasión de estructuras vecinas pulmonares, la tos persistente, asociada o no a expectoración, es el más común ocurriendo en un 45-75% de los pacientes.
demás, la hemoptisis o sangre en el esputo aparece, en alguna ocasión, hasta en un 50% de los pacientes con cáncer de pulmón. Otro síntoma es la disnea o sensación de falta de aire, normalmente causada por ocupación del espacio pulmonar que impide la entrada correcta del aire.
En otras ocasiones, los síntomas aparecen por la existencia de metástasis a distancia, siendo más frecuente en los ganglios linfáticos, huesos, cerebro, hígado y glándulas suprarrenales.
Finalmente, hay una serie de síntomas que se producen por los denominados síndromes paraneoplásicos, originados por la secreción tumoral inadecuada de sustancias.
¿Cuáles son los factores de riesgo del cáncer de pulmón?
El tabaco es el agente causante del cáncer de pulmón en más del 80% de los casos. En los últimos años, se ha dado un claro descenso en varones, debido a la reducción del hábito tabáquico en ellos, mientras que se ha dado un aumento en mujeres por su incorporación al mismo.
Las probabilidades que tiene un fumador crónico de padecer un cáncer de pulmón a lo largo de su vida puede alcanzar el 30%, mientras que en no fumadores es del 1%. El riesgo depende del número de cigarrillos fumados al día, así como del número de años que se fuma.
Al dejar de fumar, el riesgo de desarrollar un cáncer de pulmón disminuye conforme pasan los años, aunque se mantienen los índices de riesgo varios años después de abandonar el hábito.
Otros factores, además del tabaquismo pasivo, incluyen la exposición al amianto, hidrocarburos aromáticos policíclicos, arsénico y níquel, así como padecer otras enfermedades pulmonares, tales como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y/o fibrosis pulmonar.
Dejar de fumar
El 70% de los fumadores quieren dejar de fumar definitivamente y manifiestan esa intención a medio o largo plazo. Pero la mayoría encuentran grandes dificultades.
Se requiere gran motivación personal y de las personas que le rodean. En la mayoría de los casos se necesitan varios intentos.
Participar en un Programa de Deshabituación Tabáquica, como el de la Clínica, aumenta sustancialmente la posibilidad de éxito para dejar de fumar. Tiene el apoyo y seguimiento de médicos neumólogos y enfermeras especializadas.
El Programa consiste en una consulta de Neumología, con la realización de una espirometría y el uso de fármacos de máxima eficacia en los casos necesarios, así como una sesión de enfermería y seguimiento personalizado.
Se trata de un refuerzo motivacional personal con el objetivo de conseguir el abandono definitivo del hábito tabáquico.
¿Cómo se diagnostica el cáncer de pulmón?
Para llegar al diagnóstico de un cáncer de pulmón es necesario realizar algunas pruebas diagnósticas de imagen, entre las que se incluyen:
- Historia clínica con exploración física
- Analítica general
- Radiografía de tórax
- TAC de tórax
- TAC o resonancia magnética cerebral
- PET
- Pruebas de función respiratoria
Además, en la mayoría de las ocasiones, es necesario realizar estudios endoscópicos para tomar una muestra del tejido y conocer el tipo de tumor a tratar además de su pronóstico y tratamientos más adecuados.
- Broncoscopia
- Punción transtorácica
- Ecobroncoscopia (EBUS/EUS)
- Mediastinoscopia
- ¿Cómo se trata el cáncer de pulmón?
- Cuando el cáncer de pulmón está localizado es posible el abordaje quirúrgico y la curabilidad del paciente en un alto porcentaje de casos.
- Para saber si la cirugía será posible, hay que valorar la resecabilidad de la lesión, la operabilidad del paciente y realizar pruebas de función respiratoria para conocer si la reserva respiratoria que quede después de la cirugía será suficiente para que el paciente pueda respirar.
- Procedimientos quirúrgicos existentes a considerar:
- Lobectomía: extirpación de un lóbulo del pulmón. Aplicable a pacientes con una reserva respiratoria adecuada. Minimiza la probabilidad de una recurrencia localizada.
- Neumonectomía: extirpación de todo el pulmón.
- Segmentectomía o resección en cuña: extirpación de parte de un lóbulo. Se realiza en pacientes con la función respiratoria disminuida.
- En casos de enfermedad diseminada al diagnóstico, la cirugía puede también ser una estrategia terapéutica válida en casos seleccionados: número limitado de afectación metastásica, control del tumor primario y operabilidad del paciente.
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